lunes, 27 de agosto de 2012

Viajar por placer


Viajar es una actividad habitual para mí. Mi trabajo me exige estar en dos (a veces tres) ciudades al mismo tiempo. Mi vida trascurre en una valija.

Vivo yendo al supermercado ya que no paso más de 10 días en la misma casa, y cuando llego, la heladera siempre está vacía.

Tengo tres secadores de pelo, tres pijamas, tres cargadores de teléfono, tres de todo, porque me cansé de llegar a una ciudad y decir: “uy nooo, me olvidé tal cosa…”

En definitiva, me he vuelto una experta en viajar por trabajo. En lo que no soy una experta para nada es en viajar por placer. Sin embargo, cada tanto intento hacer algún viaje para desenchufarme, para pasear, para conocer.

Pero el viaje de placer puede ser engañoso, porque entre todos los preparativos y las expectativas que una le pone al tema, la palabra “placer” se pierde en el camino.

En esta oportunidad, el destino elegido para "descansar" un poco, es la ciudad de Nueva York. Si bien ya he ido algunas veces, siento que tiene mucho más para ofrecer.

La organización del viaje no fue sencilla. Elegir la fecha ya representa un desafío, más aún cuando viajan cinco personas, todas con distintas opiniones. Ni hablar de las horas frente a la computadora explorando las mil y un opciones de hotel.

Desconectarse del trabajo tampoco es sencillo. Aunque una piense que se está atravesando por una época relativamente tranquila, basta con fijar la fecha de viaje para que decenas de temas pendientes empiecen a asomar.

Armar la valija para el viaje de placer, tampoco no representa un desafío menor. Cuando se viaja por trabajo, dos trajecitos negros y algunas camisas blancas son suficientes. Ahora bien, viajar por diversión plantea una serie de interrogantes en materia de equipaje que casi nunca acertamos: ¿me llevo los tacos altos?, ¿cuántos libros llevo?, ¿algún vestidito de noche?

“El viaje de placer” pasa tan rápido que la verdad es que no tenemos tiempo ni de leer, ni de relajar, ni de nada. Menos aún de salir de noche a alguna fiesta. ¿Qué mujer normal que arranca a recorrer desde las 8 de la mañana tiene las pilas para volver al hotel a la noche, calzarse los tacos y salir de bares?

Cuando se está en una ciudad en el extranjero con tanto que ofrecer, una no descansa realmente. Más bien, no para un minuto. Pero la experiencia sí sirve para desestructurar la cabeza, para salir de la rutina y olvidar los problemas de todos los días.

Esta vez, en mi valija voy a guardar todos mis miedos, preocupaciones y frustraciones. Los voy a soltar allá, en tierras lejanas, y voy a traer de vuelta energías, esperanza y altas dosis de positivismo. Seguramente voy a ser más feliz, no voy a preocuparme por el tipo de cambio del dólar y no voy a pagar exceso de equipaje.
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miércoles, 22 de agosto de 2012

Se busca hombre soltero



Voy a cambiar los nombres de las protagonistas de este post para preservar su privacidad:

Florencia es abogada, linda, inteligente, trabajadora y muy divertida. Se recibió en una de las mejores universidades del país y trabaja para una de las firmas de abogados más prestigiosas de Argentina.
                
María es editora de una revista de moda de prestigio internacional, es creativa, buena persona y sencillamente brillante.
                
Valeria es contadora, trabaja para una compañía que vende insumos agrícolas, es sexy, independiente y segura de sí misma.
                
¿Qué tienen en común todas estas mujeres fabulosas? Están todas solteras. Conozco decenas de mujeres bárbaras que aún no consiguen dar con un hombre soltero como la gente.
                
Conseguir pareja, a determinada edad, se torna una tarea complicada. Los hombres más elegibles ya están en su mayoría casados, y sólo queda disponible un repertorio de especímenes altamente cuestionables: mujeriegos que son incapaces de sobrellevar una relación monógama, egocéntricos que más que una mujer buscan un accesorio, conformistas que todavía no terminan el secundario, o psicóticos que te revisan el teléfono, te controlan las salidas y te tiran la puerta abajo cuando no les abrís (si, eso pasó).
                
En definitiva, hombres solteros regios hay muy pocos, mientras que mujeres solteras regias hay muchas. Entonces los solteros regios se vuelven bienes super codiciados por el hecho de ser escasos, como las carteras Birkin.
                
Y como no hay hombres en quienes invertir el tiempo, las mujeres solteras bárbaras invierten cada segundo en sus carreras profesionales y se vuelven aún más exitosas y fabulosas. Van al gimnasio, pagan tratamientos estéticos carísimos, compran los zapatos más top del mercado, sólo para descubrir que no hay para quien producirse.
              
Las mujeres hemos luchado durante años por ser libres e independientes. Hoy muchas han alcanzado lugares increíbles, transformándose en verdaderos buenos partidos. Con tanta acumulación de cualidades por parte de las mujeres de nuestra generación, era sólo cuestión de tiempo para que los hombres nos resultaran obsoletos.
               
Aún así, y desentendiéndome de toda estadística, creo que a cada mujer fabulosa, le llega tarde o temprano, su hombre fabuloso. Las cosas buenas siempre se hacen desear.
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lunes, 13 de agosto de 2012

Crímenes de moda


Están en todas partes. No tienen momento ni lugar, simplemente aparecen. Sin aviso, de golpe, para helarte la sangre.

Un par de botas blancas, una mini de leopardo, un delineado de labios color uva. Fatales e irremontables crímenes ambulantes de la moda. No están tipificados en el código penal, pero deberían estarlo. No son excarcelables y no prescriben.

Los crímenes de la moda se dan en todos los ámbitos, y los hay de muchas clases.

Está la que abusa de la sensualidad hasta llevarlo a lo chabancano. El escote y la mini no se combinan, y menos aún con botas caña alta de charol.

Tenemos también a la que abusa de los colores. No hay retina que aguante un turquesa, naranja y amarillo. Menos es más, el negro nunca va a defraudarte.

No menos frecuente es la criminal que abusa de los accesorios: un anillo en cada dedo, pulseras y collares. El look over-accesorized no es admisible, o al menos no lo es desde que terminó la década del noventa.

Y no creamos que el repertorio de trajecitos de mal gusto es patrimonio de las clases populares, claro que no. Tuve la poco grata oportunidad de cruzarme a plena luz del día, en la mismísima Sociedad Rural Argentina, con tapados de conejo, tacos aguja, ojos smoky y hasta lentejuelas. Completamente ridículas las pobres señoras vestidas de lujo rodeadas de vacas y toros.

Cómo olvidar también a la clásica “bomba de crema”, sentada en la mesa de al lado en un restaurant el domingo al mediodía. Camisa con puntillas, chalina con puntillas, perlas, labios rosa chicle y bucles en la punta. OMG.

Las calles de Buenos Aires están plagadas, y no sé si es mi impresión, pero creo que cada vez son más. Como si el sentido del ridículo fuera un bien escaso, que al igual que los dólares, se nos escurre entre los dedos.
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jueves, 9 de agosto de 2012

Keep walking


Si bien siempre he tratado de que en este blog se traten temas relacionados a la mujer desde una perspectiva divertida y descontracturada, cada tanto me tomo una licencia. Y en esta oportunidad, mi desgastada paciencia me ha llevado a decidir que quiero tocar un tema serio.

A ustedes, mis queridas lectoras, no se los tengo que explicar. Ustedes saben lo difícil que es la vida laboral. Conocen los sacrificios que hay que hacer, el tiempo y la energía que hay que invertir. Trabajamos para poder mantener un estilo de vida, para nuestro bien y el de nuestros seres queridos.

A veces las cosas no salen como esperamos, pero son los gajes del oficio. Ahora bien, ¿qué sucede cuando es el mismo Gobierno el que nos hace la vida imposible?

Nos dicen a qué precio vender, a qué precio comprar, nos prohíben importar, exportar, comprar moneda extranjera, adquieren grandes grupos de medios de comunicación, invierten millones en propaganda oficial, dibujan los índices de inflación, manipulan el consumo, expropian empresas sin los requisitos constitucionales, se apoderan de los fondos de los jubilados, ¿qué más?

Hay sectores de la vida económica argentina que, gracias a las medidas distorsivas de este gobierno, tienen un margen de rentabilidad bajo, pero parece que se han propuesto hacerlo desaparecer totalmente.

Es sencillo: si compro un caramelo a 5 pesos, tengo que pagar 3 pesos de sueldos e impuestos y no me dejan vender el caramelo a 8 pesos o más, pierdo plata, y NADIE TRABAJA PARA PERDER PLATA.

A veces siento que ya no me dan las energías. No debería ser tan difícil. Estoy casada, decepcionada y hasta indignada. 

La racionalidad brilla por su ausencia en las decisiones de los siniestros personajes que integran esta administración. Y mientras ellos engrosan sus bolsillos ilegítimamente detrás de un escritorio burocrático, quienes movemos esta economía, seguimos resisitiendo.

Los que creemos en la dignidad de la actividad privada, los que no cobramos un sueldo de un Estado corrupto e ineficiente, seguimos caminando, a pesar de todo.

Oíd mortales el grito sagrado: libertad, libertad, libertad”. Eso clamamos las provincias unidas del sur: que nos dejen ser libres, que nos dejen trabajar en paz.
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martes, 7 de agosto de 2012

Del otro lado de la pantalla



Hace unos días, navegando en las herramientas de mi blog, encontré una pestaña que se llama “estadísticas”. Si, ya lo sé, tendría que haberla descubierto antes, pero qué le vamos a hacer, la tecnología no es lo mío. Este blog sobrevive a pesar de lo mal que me llevo con la computadora.

En fin, la cuestión es que en esta pestaña de estadísticas se puede ver cuántas visitas recibe el blog y de qué países son las lectoras. Para mi sorpresa, me encontré con que si bien la nacionalidad argentina es mayoritaria, no es la única.

Me visitan desde Chile, Colombia, Perú y sobre todo desde España, México y Estados Unidos. Imagínense mi felicidad.

También recibo visitas de países que me han extrañado mucho como el Reino Unido, Canadá, Alemania y hasta Rusia.

Realmente no lo podía creer. Con todas las diferencias culturales que hay entre los países, qué genial es que mujeres de lugares lejanos se identifiquen con mis historias.

Aunque pensándolo bien, nacionalidad de acá o de allá, las mujeres somos todas bastante parecidas. Somos luchadoras, peleamos por un lugar en un mundo de hombres. Combatimos los prejuicios que nos tildan de sexo débil. Buscamos incansablemente el amor, somos generosas, damos vida. Nos gustan que nos mimen y que nos hagan sentir especiales.

Somos fuertes y soportamos estoicamente todo tipo de situaciones, y somos delicadas al mismo tiempo. Morimos por un par de zapatos, nos cuesta decir lo que realmente queremos y nuestras cabezas NO PARAN UN MINUTO.

Somos eso, simplemente mujeres, desde Rusia a la Argentina. Me hace muy feliz que converjan en este humilde espacio. Gracias.

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sábado, 4 de agosto de 2012

10 cosas que tenés que evitar para sentirte bien


Entiendo que este post no va a resultar muy novedoso que digamos. Las páginas de las revistas femeninas están llenas de consejos acerca de cómo llevar una vida sana, cómo vestirse, etcétera, etcétera. Pero yo quería hacer mi propio decálogo y eso es lo bueno de tener un blog propio: una escribe lo que quiere.

Estas son las conductas que creo que hay que evitar para sentirse en armonía. No quiere decir que yo siempre lo cumpla, pero definitivamente lo recomiendo:

1. Nunca tirarse abajo: la vida está llena de obstáculos y desilusiones, lo importante es no perder la esperanza y la confianza en una misma. Querete y trabajá en tu autoestima. Para tirarte abajo ya están los demás.

2. No dormir menos de 8 horas por día: sino dormís bien, no funcionás bien. Es tan simple como eso.

3. No a la vida sedentaria: moverse es fundamental. Yo no soy una persona deportista, pero trato de hacer caminatas enérgicas, evito el ascensor y voy a todos lados que puedo a pie.

4. No te obsesiones con el peso: nada más deprimente que una mujer que vive a dieta. Hace poco escuché a una modelo decir que sólo come pollo. Con la variedad de comidas espectaculares que hay, ceñirse a un alimento me parece muy triste. Si somos los que comemos, ¿quién quiere ser sólo un pollo?

5. No al poliéster: no te guíes por las etiquetas, guíate por los géneros y materiales. Un saco puede costar 2000 dólares y ser super ordinario igual. No hace falta gastar mucho para comprar bien. Elegí calidad: la ropa es tu segunda piel.

6. No a la Coca Cola: el agua es lo más natural.

7. No a los excesos: todos tenemos nuestros excesos, el cigarrillo, el sol, el alcohol, la comida, el gimnasio. Los míos son el champagne y la televisión. Hay que evitarlos.

8. No te conformes: casate con un hombre que te ame con locura. Sólo así es posible la vida de a dos. Hay mujeres que se casan con el primero que se les cruza sólo para no estar solas. Mejor sola que mal acompañada.

9. No al escepticismo: rezá mucho, la vida espiritual es fundamental.

10. No a la pereza: trabajá duro, nada importante se consigue sin esfuerzo.
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