lunes, 8 de agosto de 2011

Errores y estilo


Michael Patrick King es un hombre que entiende el complejo universo femenino. Él es uno de los creadores de la reconocida serie de televisión: Sex and the City.

Claro que este director se concentra en aspectos más superficiales de la vida de las mujeres. De todas maneras sus palabras merecen ser analizadas.

Hace poco, King dijo en una entrevista por televisión: “Carrie Bradshaw, (refiriéndose al personaje principal de la serie) como todas las mujeres, ha formado su propio estilo a través de los años. Ha usado muchos atuendos locos”.

Es cierto. Yo quiero mucho a Carrie, pero hay que aceptar que en ocasiones se ha puesto ropa y accesorios que bordean el límite de lo aceptable.

Ahora la pregunta es ¿y quién no?

Todos hemos pasado por etapas muy complicadas con respecto a la moda. No creo que exista una mujer que no tenga un par de fotos de épocas pasadas que no quiera mandar a la hoguera.

A veces intentamos culpar a la moda del momento, pero lo cierto es que no importa qué tan extraña sea, somos nosotras las culpables de esos outfits que son atentados al buen gusto.

Haciendo un poco de memoria, puedo recordar mi lista de horrores, que incluye una etapa en la que era fanática de Thalía. Creo que, salvo un corpiño con canillas, me puse cuánta barbaridad ella usaba: pantalón blanco fajado, chaleco verde manzana y cinturones de plástico.

Más horrible aún fue mi etapa “corset”. Para que se den una idea, mi favorito era uno con escamas turquesas dibujadas.

Como olvidar, también, mi etapa “secretaria ejecutiva” en la que usé y abusé de faldas a la rodilla y pantalones de vestir que me aumentaban por lo menos diez años.

En fin, hago aquí una confesión de todos mis pecados de la moda.

No soy la única, podría tranquilamente escrachar a varias de mis amigas, pero no lo voy a hacer porque soy buena.

La verdad es que no me arrepiento de mis errores, porque ha sido a fuerza de tropezones que he descubierto lo que realmente me gusta.

Con los años vamos “madurando la moda”. Descartamos algunos vicios y nos quedamos con lo esencial.

Aún así, siempre nos queda alguna tara que no podemos superar. En mi caso, es la debilidad por las etiquetas de diseñadores famosos. Pero eso no me impide darme cuenta que cuando algo no va conmigo, por más que sea un Yves Saint Laurent, no debo ponérmelo. El tiempo y los errores me han permitido generar ese olfato.

Nadie nace con estilo propio. Y como mi querida Carrie Bradshaw, las mujeres necesitamos experimentar un poco, para descubrir qué nos define en lo que al vestidor se refiere.

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